El bosque en otoño huele a setas

Estamos en otoño y pasear por los bosques es todo un placer, los colores han cambiado y predominan los ocres, naranjas y marrones.
La tierra huele a setas, que además de servir de casitas de “pitufos” son buenísimas en los guisos.

El fin de semana pasado estuvimos en Llagostera, un pueblecito del “Baix Empordà”. Había una feria de “bolets” es decir setas y otras delicias como quesos, salchichones, y mucha artesanía.

Setas hay de muchos tipos y sabores.

La forma de cocinarlas también es distinta según la seta pero, en general, a la plancha o guisadas acompañando carnes están estupendas.

Vendían unas setas que podías cultivar en casa, tipo champiñón básicamente.

En el Ayuntamiento había una exposición micológica en donde fue muy interesante ver muchísimos tipos y aprender a distinguir las comestibles de las venenosas…..

Quién no se acuerda de Claudio y su afición por este producto.
“El historiador romano Suetonio afirma que Agripina (emperatriz y cuarta esposa de Claudio) trazó un plan para matar al Emperador que consistía en cambiar las amanitas cesáreas por  amanitas phalloides (hongo mortal considerado como la seta más peligrosa al ser ingerida por humanos)”

Estas tan monas, de cabeza roja con piquitos blancos, casitas de pitufos, son muy venenosas.

También son conocidas sus propiedades “Alucinógenas”

El interés de la humanidad por los hongos y los procesos en que intervienen es muy antiguo. Sin conocer su causa, nuestros antepasados observaron y se aprovecharon del proceso de fermentación, sin el cual nuestra alimentación sería radicalmente distinta. No tendríamos pan, vino, cerveza ni muchos otros productos. Sobre el conocimiento y uso de las setas tenemos evidencias que delatan su antigüedad, como los frescos de Pompeya, donde aparecen representados nuestros familiares níscalos, o la larga tradición mesoamericana en el uso de setas alucinógenas, empleadas por chamanes y curanderos para sus prácticas rituales.
De nuestros queridos olivos encontramos una propuesta sorprendente: aceitunas rellenas de diversos tipo de setas, buenísimas para el aperitivo.

Si seguimos paseando podemos ver un poquito mas de artesanía.

Y no podía faltar alguna labor relacionada………
Con un poco de ropa que nosotros, en Cataluña llamamos:

  “ La roba de fer farsells”

El diseño del pañuelo de hacer “Farcells”, de cuadros marrones y negros, prácticamente invariable a través del tiempo, se ha convertido en este último siglo en el símbolo más vivo y entrañable de la vida popular catalana. Así, cuando la actividad comercial se fomentaba en los mercados, cuando la población se debía desplazar entre los núcleos habitados y el campo, cuando las figuras de marchantes y recaderos eran familiares en pueblos y ciudades ..., el pañuelo de hacer fardos fue adoptado como la forma más práctica de envolver y transportar todo tipo de trapos y pequeña paquetería. Su sistema de doble atado de las puntas facilitaba que el bulto pudiera ser cargado directamente sobre un hombro, sobre un bastón o simplemente en la mano. Los colores sufridos y la alta resistencia del algodón lo hacían adaptable a todas las necesidades y proverbialmente duradero.

Un mantel cuadrado adornado solamente con una puntilla.

Y para terminar el día, un plato típicamente Catalán también:
El Fricandó ( carne guisada con “ rovellons").

Y ésta ha sido la historia del pasado fin se semana, ahora me voy corriendo a coser un poquito que voy muy atrasada con los proyectos navideños.
Os deseo una feliz semana entre costuras.